lunes, 24 de septiembre de 2018

POR LA G. DE DIOS

Las monarquías absolutistas legitimaban su poder por la gracia de Dios (Dei Gratia, abreviado D.G.). Absolutista fue, por ejemplo, Luis XIV, el Rey Sol. Éste, a fin de controlar a sus palmeros, la nobleza y el clero, trasladó la corte a Versalles. Consiguió así un régimen centralizado, el perfecto modelo de monarquía absolutista.

Dicen que era él mismo quien declaraba «El Estado soy yo». Otros defienden que eran sus enemigos, como crítica a su gestión.
Luis XIV muere a causa de la gangrena, con 76 años. En Versalles, en su cama, en su palacio.

Tres siglos más tarde, las monedas que circularon en España durante la dictadura del general Francisco Franco llevaban acuñado el texto: “FRANCISCO FRANCO CAUDILLO DE ESPAÑA POR LA G. DE DIOS”. En la pequeña moneda ya no cabía poner “gracia”. 

El caudillo de España murió a causa de una insuficiencia cardíaca, con 82 años. En Madrid, en su cama, en su palacio.

Es necesario leer. Pero aún más, saber relacionar e interpretar lo que leemos.

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